by Dr. Alex Hershaft
La reciente superproducción “My Octopus Teacher” relata la relación mutua, entre un hombre y uno de los animales con la apariencia más extraña del mundo- un pulpo. También destapa nuestra relación conflictiva con animales no humanos. Algunos le tememos, algunos le queremos, algunos nos los comemos.
Como todo comienza
Nuestra relación con los animales comienza al nacer. Animales de peluche son los primeros juguetes con los cuales jugamos. Nuestros cuentos de Ada revuelven alrededor de vidas de animales. El perro de nuestra familia nos da amor incondicional, cuando nuestros compañeros de clase y hasta nuestros hermanos no.
Recibimos permiso social para discriminar y abusar animales cuando nuestros padres nos dicen el perro en el sofá hay que amarlo y valorarlo, pero el cerdo en nuestro plato hay que abusarlo y sacrificarlo. Nos atenemos a esta norma social, aunque estamos conscientes que todos los animales comparten muchas de nuestros sentimientos de alegría, cariño, tristeza y desolación, tanto como nuestra capacidad de sufrir. Ahora sabemos que normas sociales similares fomentan discriminación y opresión entre las personas por su color de piel, nacionalidad, genero, religión u orientación sexual.
Quien sobrevive este naufragio
Nada ilustra nuestra relación conflictiva con los animales tan bien como la valuación muy diferente le ponemos a diferentes vidas de animales. Frecuentemente nos dicen que las personas son mas importantes que los animales y no deberíamos comparar los asesinatos en masa de animales con los de humanos.
Pero fracasamos en aplicar esta norma cuando viene a nuestras mascotas, perros, gatos o caballos. Personas han entrado a edificios en llamas para salvar su mascota. Si estuviesen compitiendo tu perro y un niño sudanés por fondos para una operación les salvara la vida, nuestro perro viviría.
En la historia apócrifa de nosotros, nuestro perro y un extraño en un barco hundiéndose, en el cual hay cabida para dos el extraño debería ser el que usa el salvavidas. Y hay más…amamos a nuestras mascotas, pero apoyamos los de otros sean sacrificados (eutanasia) en el albergue en nuestro vecindario. Ponemos alimentadores de pájaros en el patio, pero dejamos a nuestros gatos salir a cazarlos. Los cazadores aman a sus animales, luego los usan de cómplices para cazar y matar otros animales. Tenemos mascotas culebras a las cuales alimentamos con ratones. Subsidiamos atormentadoras matanzas de vacas, cerdos y pollos, pero condenamos que utilicen el mismo tratamiento hacia animales llamamos mascotas.
Amamos los depredadores
Como parte de nuestra relación conflictiva con animales, tenemos una fascinación con los depredadores en el reino animal. En el mundo acuático, amamos la Orca que comen, ballenas bebes, delfines, focas y los bellos pingüinos. Las abastecidas camas de alga marina y otras vegetaciones marinas son para las tortugas, aguavivas y caracoles que son muy lentos para atrapar algo que se mueva. En la tierra la mayoría de nosotros nos oponemos a la caza de cebras, gacelas, venados, búfalos y otros. Pero nos indigna cuando la caza incluye depredadores como leones, tigres y lobos. En el cielo le tenemos mucha admiración a los águilas, falcones, halcones y búhos, pájaros de presa.
Hasta en nuestras casa s preferimos animales carnívoros como gatos y perros a los que consumen solo vegetales como conejillo de la india, hámster y conejos.
Además de eso tendemos a relacionarnos bien a animales que se parecen a nosotros, como nuestras mascotas o como los animales en nuestros libros de cuentos. Esto es precisamente lo que hizo que el documental “My Octopus Teacher” fuese tan notable y cautivador.
Poniendo fin con la explotación de animales
Históricamente nuestra relación con animales esta basada casi en su totalidad en su explotación para trabajo, transportación, comida, vestimenta, experimentación y entretenimiento.
Seria tan gratificante reclamar que la medida de explotación ha sido grandemente reducida por los avances en nuestra integridad moral, pero ese no es el caso.
En cambio, la llave a sido los avances tecnológicos comenzando a principios del siglo 19. Es cuando el invento del teléfono y el telégrafo libero palomas mensajeras de la esclavitud de la comunicación. Eso fue cuando el invento del vapor y el desarrollo del ferrocarril libero a los caballos de correr largas distancias. Eso fue cuando el invento del motor de diésel libero mas caballos, mulas y otros animales del trabajo de agricultura. Eso fue cuando la invención de motores de gasolina liberó hasta más caballos del trabajo de llevar carruajes.
Mas recientemente fibras sintéticas a reducido la demanda de cuero, lana, plumas y ceda.
Avances en simulaciones en computadoras, uso de culturas de células y otros avances han reducido el uso de perros, conejos y ratas en experimentos, pruebas y educación. Este explosivo crecimiento de los programas de tv a reducido la demanda de espectáculos de animales.
Pero el mas grande y consecuente avance tecnológico para terminar con la explotación de los animales solamente esta en sus comienzos. El remplazo de carne animal, leche y huevos con productos basados en plantas y células van a liberar billones de vacas, cerdos, pollos y pavos de abuso atroz y muerte.
Una nota para cerrar
Nos enorgullecemos en ser seres inteligentes, racionales. Hemos llegado a la luna, guardado conocimientos humanos en tarjetas de data, desarrollado el internet, desenredado y decodificado códigos genéticos y curado enfermedades mortales. Pero la mayoría de nosotros estamos terriblemente en conflicto con nuestra relación con animales no humanos en el mundo natural.
Los veganos no. No estamos afligidos por esa preocupante cognitiva disonancia entre nuestros sentimientos, creencias y acciones. Practicamos compasión y respeto a todos los seres sensibles. Así nos relacionamos con los animales.